Entre mueble y escultura, el banco Interferences desafía las leyes de la curvatura del acero. Sus líneas oscilan e interfieren con el suelo para retener solo unos pocos puntos de apoyo, en un juego de equilibrio entre ligereza y robustez. Más que un mueble, es una expresión urbana y orgánica de un espacio público en movimiento. Aumenta el valor del entorno exterior al ofrecer una sorprendente base que atrae a los usuarios.